Adán volvió a unirse a su mujer, y ella tuvo un hijo al que llamó Set, porque dijo: “Dijo me ha concedido otro hijo en lugar de Abel, al que mató Caín”. —Génesis 4:25.
Hasta el nombre de Set recuerda a Abel. Daría la sensación de que nació no como el fruto del amor entre Adán y Eva, sino porque como Abel murió, alguien tenía que ocupar su lugar.
Set es un personaje bíblico que me hace pensar en los niños que sienten que nadie los tiene en cuenta. ¿Sabes de lo que estoy hablando? ¿Conoces a alguien así? Tú ¿eres una de estas personas? Te aseguro que la situación no es tan complicada como la puedes llegar a percibir.
Primero y principal: Dios te ama, te conoce y se preocupa profundamente por ti. Tanto, que si tú hubieras sido el único ser humano pecador en la historia de la humanidad, él habría enviado a su Hijo solamente para salvarte. Olvídate de tus temores de “invisibilidad”: Dios te tiene muy presente; te ve en todo momento, en todo lugar y en toda circunstancia.
Te tiene tan presente que esculpió tu nombre en las palmas de sus manos, sabe cuántos cabellos tienes en tu cabeza y cuáles son los más profundos sueños que tienes en tu alma.
En una esfera más humana, te puedo asegurar que hay gente para quien tú eres importante. Es más, hay gente que es influenciada por ti (para bien o para mal).
Set no es solo la persona que ocupa el lugar vacío. Para Dios, este personaje bíblico es una figura importantísima, ya que la genealogía humana de Cristo pudo desarrollarse gracias a él. Set es el recomienzo que Dios utilizó para que su plan de salvación siguiera su curso.
Cuando parece que no hay opción, que el futuro es negro y está absolutamente comprometido, Dios levanta a un pequeño (o a un gran) Set, para decirle al mundo entero que hay una nueva posibilidad. Set es la ventana que Dios abre al ser humano cuando el pecado quiere cerrar todas las puertas. Set es la demostración más clara de que Dios no se da por vencido para salvar a sus hijos.
Como a Set, Dios te necesita para que su plan en este mundo pueda llevarse a cabo. Deja que él te lo muestre hoy y te guíe por los mejores caminos.
Por Milton Betancor