De pronto, a media noche escuché a mi hija gritar. Pero no era un grito de miedo, sino una exclamación de alegría: «¡Papá, papá, ven, mi ángel está...
De pronto, a media noche escuché a mi hija gritar. Pero no era un grito de miedo, sino una exclamación de alegría: «¡Papá, papá, ven, mi ángel está...