Jonathan tenía 19 años de edad. Enamorado de una joven de su misma edad, decidió declararle su amor. Pero ella le manifestó con sinceridad que no tenía ningún interés en él.
Jonathan se sintió tan desilusionado que tomó la decisión, equivocada, de suicidarse. Esa misma noche llevó a cabo su plan, ingirió un veneno para ratones, que encontró en su casa, y se fue a la cama. Según él, haría efecto mientras dormía y así ya nunca despertaría a la realidad de su desamor.
El joven ignoraba que el veneno iba darle reacciones lentas y angustiantes. Comenzó a sentir fuertes dolores y una sensación desesperante. En su agonía declaró a su familia lo que había hecho y pidió auxilio. Ellos reaccionaron de inmediato llamando a una ambulancia de emergencias, pues no tenían medios propios para llevarlo a un hospital.
La ambulancia demoró 30 minutos en llegar, los cuales fueron eternos para el joven. Al sentirse a un paso de la muerte, él comenzó a orar pidiendo perdón a Dios por su errada decisión.
Jonathan falleció, en los brazos de su madre, mientras lo trasladaban al hospital.
El caso de Jonathan es solo uno en medio de miles. Las estadísticas reflejan que el suicidio es la segunda causa de muerte a nivel mundial en los jóvenes de entre 15 y 29 años.
La juventud, en muchas ocasiones, puede traer preocupaciones e incertidumbre sobre el futuro de la vida. Generalmente aparecen preguntas tales como: ¿Con quién me casaré? ¿Lograré culminar una carrera? ¿Podré lograr mis metas en la vida? ¿Me irá bien? etc.
Y tras ello aparece el temor y la inseguridad. Eso mismo se convierte en una pequeña piedra en el zapato que te podría estorbar para alcanzar tus objetivos. De esa forma te puedes convertir, tú mismo, en tu peor enemigo.
El apóstol Pablo le decía al joven Timoteo:
“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.” 1 Timoteo 4:16
Pablo sabía que el peor enemigo para triunfar en la vida puedes ser tú mismo y eso se lo expresaba a su joven discípulo. Le pedía que no se desanimara a pesar de las diferentes dificultades que se le presentaran a diario.
Quizás tengas dificultades que creas que no podrás superar. Tal vez has llegado al punto de querer terminar con tu vida, como el joven del relato anterior, porque no ves un panorama alentador que te motive a seguir adelante.
También podría ser el caso contrario, tu ego es tan alto que te sientes autosuficiente, piensas que no necesitas de nadie ni nada más para vivir.
Cual sea tu caso es importante que tomes el consejo bíblico “Ten cuidado de ti mismo”. No permitas que tus emociones y pensamientos te prohíban alcanzar la plenitud en tu vida. No olvides que hay un Dios que quiere guiarte y librarte de tus enemigos, incluso si ese enemigo eres tú mismo.
Dios puede darte tranquilidad, paz y felicidad aún en medio de la angustia. Dale una oportunidad y lo podrás comprobar.
Por Huellas Divinas