La vida de Carlos estaba llena de sueños e ilusiones en su juventud, pero estos sueños se veían frustrados porque él era muy impaciente, rápidamente perdía el control y caía en la desesperación porque no todo salía como él quería.
En una ocasión, al leer su Biblia se dio cuenta de lo importante que es la paciencia en todo cristiano y decidió orar para que Dios le diera paciencia ante toda situación en su vida. Pero a pesar de orar, sentía que no lograba ser paciente.
Un día llegó un predicador invitado, a su iglesia, para compartir el sermón. Al terminar el servicio, Carlos se acercó y le pidió que orara por él.
-Claro, cuál es tu petición, dijo el ministro.
-Quiero que Dios me de paciencia para esperar en él y no desesperarme en mis problemas.
En ese momento el predicador comenzó a orar diciendo: Señor, te pido que llenes la vida de este joven de pruebas, tentaciones, calamidades, pobreza, y persecuciones…
Al oír esa oración, Carlos interrumpió y le preguntó: ¿Por qué está orando para que vengan a mi vida todos esos males? Lo que yo dije es que necesito paciencia.
-En medio de las pruebas, las tentaciones, las calamidades, la pobreza y la persecución, Dios hace crecer la paciencia. Respondió el predicador.
sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Santiago 1:3
Cuando estamos pasando los peores problemas y parece que todo va de mal en peor. Aún en medio de tristeza, dudas o temores, tenemos que saber que Dios todavía está a nuestro lado y pronto todo va a pasar. No desistas, Dios está haciendo que crezca en ti la paciencia y al final verás su fruto en tu vida.
Hay una frase que dice: Muchos piensan que la paciencia es la capacidad de esperar, pero no es así. Es la forma cómo nos comportamos mientras esperamos.
La paciencia no algo que aparece mágicamente en tu vida, de un día para otro. Es un fruto del Espíritu Santo, que tiene un proceso de desarrollo y perfección.
Ánimos, confía en Dios y deja que él actúe a su debido tiempo, eso es la paciencia.
Por Huellas Divinas.