Tras la ruptura de su matrimonio Antonieta, sentía que su vida se terminaba, no habían palabras para consolarla. El hombre que un día le prometió serle fiel, había tomado la decisión de dejarla con sus hijos e irse con otra mujer.
Por más que ella quisiera ocultar su tristeza, para no demostrarla a sus dos pequeños hijos, se notaba el pesar y el llanto que ella llevaba dentro. Parecía que el único motivo para vivir era sus hijos.
Una mañana Antonieta recibió una visita sorpresiva de una de sus amigas de infancia. Tenía muchos años de no verla y había muchas cosas que conversar.
El día pasó entre pláticas, tazas de café y pequeños bocadillos. Entre la conversación su amiga le preguntó sobre su matrimonio. Antonieta rompió en llanto, la herida de su matrimonio estaba abierta aún. Su amiga comenzó a consolarla y testificar sobre como ella había vivido un caso similar y Dios con su poder había restaurado su matrimonio.
Al llegar la tarde su amiga se retiró, pero antes le obsequió una Biblia. Antonieta comenzó a leer aquella Biblia y comprendió que era momento para poner en las manos de Dios su matrimonio y que Dios tenía el poder para restaurarlo.
Varios días después, Antonieta recibió una nueva visita, era su esposo que le pedía hablar con ella. Él estaba arrepentido de haber dejado su familia y le pedía que lo perdonara. Antonieta comprendió que era el poder de Dios que estaba obrando en su matrimonio luego de ponerlo en sus manos.
Con el pasar de los días aquel matrimonio fue restaurado completamente por Dios y todo caminó mucho mejor que años anteriores. Ambos comenzaron a asistir a la iglesia y aquella Biblia que su amiga le regaló, la leían todas las noches reunidos en familia en su humilde hogar.
“Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes.” —1 Tesalonicenses 2:13
Al haber leído la historia de Antonieta posiblemente te sientes identificada. Pueda ser que tu matrimonio se encuentre al borde del colapso, quizás todo está marchando mal. Pero recuerda que Dios tiene el poder para restaurarlo. Su palabra nos dice que ella actúa en los que creen.
¿Has creído fielmente en la palabra de Dios? ¿Crees con convicción que Dios tiene ese poder?, si tus respuestas son “si” en ambas, cree ahora en lo imposible que Dios lo hará posible mediante su palabra y la fe puesta en él.
Hoy te quiero invitar a poner en las manos de Dios tu matrimonio y tu familia y él será fiel en restaurar y conservarlos unidos.
Por Huellas Divinas